Tu Carrito está vacío :(
Lo hecho a mano ha tomado gran valor en los últimos años, por el poder que nos da para crear o arreglar algo y por la independencia que entrega para formar emprendimientos que han sacado adelante a muchas familias. Crear, también, puede ser una terapia, algo que nos abstrae de la vida cotidiana y nos da un momento de introspección.
De esto nos hablan las cuarenta mujeres que Alejandra Apablaza nos presenta en este libro, quienes encontraron en
lo hecho a mano un refugio y un sustento. Con sus palabras y sus entretenidos paso a paso, ellas nos invitan a conocer sus oficios y técnicas artísticas, para así crear todas juntas.
Alejandra Apablaza Villalobos (Viña del Mar, 1980) es diseñadora de profesión y amante de lo hecho a mano. Ha trabajado como directora de arte, fotógrafa, ilustradora y columnista en importantes revistas y libros. Está interesada tanto en el relato visual como en el escrito, por lo que ambos están muy unidos en su trabajo. Vive con sus hijos, su marido, sus perros y sus gallinas en Isla de Maipo.
Lo hecho a mano ha tomado gran valor en los últimos años, por el poder que nos da para crear o arreglar algo y por la independencia que entrega para formar emprendimientos que han sacado adelante a muchas familias. Crear, también, puede ser una terapia, algo que nos abstrae de la vida cotidiana y nos da un momento de introspección.
De esto nos hablan las cuarenta mujeres que Alejandra Apablaza nos presenta en este libro, quienes encontraron en
lo hecho a mano un refugio y un sustento. Con sus palabras y sus entretenidos paso a paso, ellas nos invitan a conocer sus oficios y técnicas artísticas, para así crear todas juntas.
Alejandra Apablaza Villalobos (Viña del Mar, 1980) es diseñadora de profesión y amante de lo hecho a mano. Ha trabajado como directora de arte, fotógrafa, ilustradora y columnista en importantes revistas y libros. Está interesada tanto en el relato visual como en el escrito, por lo que ambos están muy unidos en su trabajo. Vive con sus hijos, su marido, sus perros y sus gallinas en Isla de Maipo.
