Sí. A estas alturas ya podemos afirmar que la Creatividad se activa en losmomentos de crisis. Diversas expresiones artísticas nacen en períodos de dificultad, en los que la solución resulta ser una expresión manual llena de simbolismo y riqueza cultural. Pasa también con el Sashiko. Una técnica que, se cree, nació en la región de Tohoku, Japón en el siglo VI, cuando el extremo frío y la nieve, imposibilitaban el cultivo de algodón y cáñamo. La escasez de prendas de vestir, era un enorme problema para la población, por lo que las clases más pobres, comenzaron a reforzar la tela gastada usando pequeñas puntadas y así darles un nuevo uso.
Según la tradición, las clases más humildes no podían usar colores vibrantes ni dibujos llamativos, por lo que sus diseños eran en su mayoría patrones geométricos con formas alusivas a la naturaleza que los rodeaba. Por eso se pueden ver copos de nieve, causes de ríos, flores o granos de arroz. Usaban hilo blanco, sin teñir, sobre tela azul índigo, muy común en la región. El hilo se usaba de manera que no se desperdiciara nada, por lo que mantener la técnica y el orden en las puntadas era también una necesidad económica. Toda esa austeridad y toda esa nobleza en los materiales, daba como resultado prendas no solo resistentes, si no que de gran belleza.

Fue en el período Edo –más de un siglo después– que el Sashiko evoluciona a una forma de arte más decorativa. Ya no solo se usaba para reforzar telas, sino que se comenzaron a crear nuevas formas con propósitos más artísticos y simbólicos. La técnica se hace más conocida y comienza a extenderse por gran parte de Japón. Eso sí, sin abandonar la simpleza de los materiales y el orden en las puntadas. Se crean patrones que se masifican y que logran dar identidad a la técnica, como el Takonomakura, que es una especie de estrella de 5 puntas, que servía como talismán protector para los pescadores.

El Sashiko no ha dejado de estar presente en la cultura japonesa, en la que la relación con los objetos que los rodean es muy distinta a la visión que tenemos en occidente. Reparar es para ellos, un acto de transformación y de necesaria contemplación. Uno repara para transformar, y se acepta que todos los objetos se gastan y se deterioran, sin llegar a desecharlos por eso. Es así, con esa visión que el Sashiko comenzó a conocerse en otras partes del mundo como una técnica que va más allá de lo ornamental.