Un Sol Rojo

UN SOL ROJO  


JUSTO A LA HORA EN QUE EL SOL PARECÍA DETENERSE EN EL HORIZONTE, LAURA Y SUS AMIGAS CORRÍAN DEJANDO SUS TELARES, SUS LANAS Y NAVETAS, PARA VER EL CIELO DE FUEGO, QUE SE ENCENDÍA LLENO DE COLORES EN BLÖNDUÓS, ISLANDIA. UNA A OTRA SE AVISABAN GRITANDO: ¡EMPEZÓ EL ATARDECER! ESAS IMÁGENES DEL PASADO AGOSTO EN LA RESIDENCIA DE ARTISTA EN LA QUE PARTICIPÓ, SIGUEN EN LA MEMORIA DE LAURA ELLIOTT Y HOY SON PARTE DE UN IMAGINARIO QUE, ENTRE CÍRCULOS DE PIEDRA, DUENDES Y MUNDOS FANTÁSTICOS, SE ENTRELAZAN FORMANDO MÁGICOS TAPICES.


- ¿Cuándo empieza tu historia textil?

Desde chica veía a mi abuela materna y a mi mamá tejiendo. Me acuerdo que yo cosía harto. Me gustaba hacer casas de duendes con tela y alambre; eran como una carpita, las colgaba en los árboles y resistían muy bien la lluvia.

- ¿Desde ese momento ya sabías que querías estudiar Arte?

Primero quise ser escritora y después cineasta. Siempre estaba haciendo algo creativo. Cuando me tocó decidir, pensé que lo central era el arte. Entré a la Universidad Católica con la idea de que sería pintora. En realidad, uno no tiene idea qué va a pasar cuando estudia arte, porque muchas veces, vienes con la idea del colegio de que estudiar Arte, es estudiar Bellas Artes. Pero lo interesante, es que en el primer proyecto libre que nos encargaron, yo instintivamente tomé alambre y tela –igual que cuando era chica– y trabajé con eso llevándolo a una exploración de arte contemporáneo.

laura elliot

“La magia pasó cuando empezaron las cuarentenas y me tuve que encerrar igual que todo el mundo. Me compré un telar a pedal y empecé a tejer muy orgánicamente. Por primera vez sentí que podía tejer algo que realmente me interesaba.”

- ¿Cómo eran esas exploraciones?

La verdad, no pensé que era una posibilidad hacer arte textil. Mis primeras exploraciones fueron relacionadas a la historia del tartán escocés.

- ¿Cuál es tu relación con esa cultura?

Mi abuela era danesa y mi abuelo inglés. En mi casa siempre se ha escuchado música con gaitas y tambores, a mi me gustaba mucho y era fanática de un grupo de música celta que se llama Danzantes. Un día los fui a ver tocar y había un grupo de baile también. Era demasiado bacán, porque bailaban con espadas, había tambores y cada bailarina tenía un tartán elegido por ella. Pensé: yo necesito hacer esto, necesito bailar ahí. Y entré al grupo.

- ¿Y qué tartán elegiste?

El mío es el tartán Elliott, por mi apellido. Es azul con rojo, pero después de usarlo por muchos años decidí cambiarlo por uno que me gustara más. Elegí un tartán verde con rojo, que se llama Lindsay, y que es de la familia Lindsay. Fue en esta búsqueda de tartán que me di cuenta que en Chile también vendían muchos diseños, pero que eran chinos. Encontré muy interesante que algo que es de la cultura escocesa y es súper identitario de ellos, lo hagan en China, y este tan desarraigado, que se usa para faldas de colegio.

- ¿Ya trabajabas con telar?

Cuando salí de la Universidad, me di cuenta que había estado trabajando solo con textil, pero necesitaba más herramientas y aprender tapicería. Entré al Diplomado de Creación Textil, y entre el 2018 y 2019 me dediqué a experimentar, pero no sabía exactamente cómo llevar mis ideas a una obra. Durante toda la carrera tuve que pelear para poder trabajar con el material que quería y poder hacer lo que quería. Muy pocos profes me ayudaron a llevar a cabo lo que tenía en mente, porque el foco está en hacer arte contemporáneo, y eso a mi no me gusta. No es mi mundo.

- ¿Cuándo saliste de la Universidad cambió tu manera hacer?

Sí, hay un cambio total de lo que yo hacía en la Universidad y lo que empecé a hacer desde que salí. Hay una raíz similar, como la investigación del tartán, pero cuando salí tuve más libertad. Aunque todavía tenía muy incorporada la idea de que tenía que hacer una “obra de arte”. Estuve dos años forzando esa idea, pensando en que debía hacer arte utilizando esta técnica, pero sin hacer un tapiz simplemente, eso me empezó a cansar. La magia pasó cuando empezaron las cuarentenas y me tuve que encerrar igual que todo el mundo. Me compré un telar a pedal y empecé a tejer muy orgánicamente. Por primera vez sentí que podía tejer algo que realmente me interesaba.

- ¿Qué tejiste?

Tejí un Stonehenge y cuando terminé me di cuenta que podía hacer con tapicería cosas que me han interesado hacer toda la vida. Como estábamos en cuarentena, no había concursos de arte, ni exposiciones, entonces me liberé y me dediqué a tejer lo que yo siempre había querido. Descubrí que mi hacer estaba más ligado a la artesanía. Conocí a otros artesanos y entendí que ese era mi lenguaje.

laura elliot

- Estuviste en Islandia, haciendo una residencia de artista en el Icelandic Textile Center, en Blönduós ¿cómo fue esa experiencia para ti?

Me sentía como en El señor de los anillos, es precioso. El lugar al que fui era una casa grande que antiguamente era un colegio de mujeres, y que ahora es un museo, donde se ven los lugares en que las alumnas hacían sus labores. Hay varias piezas para las residentes y talleres para trabajar. En el último piso hay un taller gigante con telares de pedal. Yo me apoderé de un telar vertical de 2 pedales, era del año 1900, de Noruega. Tenía muy claro lo que quería hacer porque el primer fin de semana que estuvimos en la residencia, fuimos a conocer Akureyri, una ciudad pequeña que tiene unas montañas gigantes y verdes con riachuelos que salen de todos lados. Nunca había visto algo así, había agua por todos lados, y decidí que eso era lo que iba a tejer.

- ¿Y cómo es tu proceso para llevar esas imágenes a un tapiz?

Generalmente saco fotos, pero trato de no hacer el dibujo con fotos, porque puede quedar una interpretación demasiado obvia. Entonces lo que hago es ver harto una imagen y después dibujarla según lo que yo quiero hacer. Por ejemplo, para el tapiz de Stonehenge, nunca vi una foto de Stonehenge, si no que me puse a dibujar un círculo de piedra. Pongo el dibujo debajo de la urdimbre y lo traspaso con un lápiz fricción.

- Ese imaginario medieval y fantástico está presente en toda tu obra, ¿cómo identificas lo que puede servir o no?

Para mi lo más complejo es cuando la inspiración viene demasiados lados y cuando se empiezan a abrir tanto las posibilidades, que me pierdo. Para mi es más simple encontrar inspiración en las cosas que me gustan y para eso me ha servido mucho describirme a mi misma. Aunque después vengan otras ideas, esa descripción es lo central. También empecé a identificar qué tipo de cosas me inspiran, por ejemplo, yo ya sé que me inspiran series y películas de fantasía, como The shannara chronicles o The witcher. Voy sacando nuevas ideas en relación a los mismos temas y buscando nuevas fuentes de inspiración, pero en los lugares que sé que me hacen clic. Es como buscar la inspiración personal, más allá de los lugares que nos inspiran a todos.

laura elliot

- Hiciste una exposición donde el tema son los monolitos ¿qué valor tienen esas obras para ti?

Esas obras son el comienzo de un nuevo mundo. No había hecho ninguna exposición con ese tipo de obras antes. Postulé a un Fondart de Creación de Artesanía para la creación de 4 tapices de lana. Era una investigación sobre la mitología detrás los círculos de piedra y los monolitos, sobre la magia detrás de ellos. Me lo adjudiqué y en octubre de 2021 hice una exposición que se llamó “Maen Hir”, que es una palabra antigua que significa monolito. Siento que mi lenguaje está vinculado al textil mismo, es mi forma de hacer cosas, no tengo ganas de explorar otros materiales y es muy bacán poder identificarlo.

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